martes, 30 de noviembre de 2010

Día 68: Nieva sobre Londres

Un frío que se mete por dentro de la ropa y hace que la muela que me salió en el oído hace ya unas semanas emita pitidos de forma intermitente, envuelve la ciudad. Y hoy, por fin, nieva sobre Londres. Con tantos árboles cubiertos de blanco, las luces de Navidad y los enanos cargados de paquetes que salen de entre los arbustos del jardín cuando nadie mira, parece que estemos en el mismísimo Polo Norte y que el chino que viene a hacernos las chapuzas en casa sea Papá Noel: Jo,jo,jo, os traigo un cerrojo para el baño y una bedside!



La Navidad se acerca, como profetizaba el reno articulado de Winter Wonterland, y eso hace que de alguna manera me sienta nostálgica. Echo de menos los calamares a la romana y el ruido. El entrar en un bar y que la gente hable tan alto que acabes hablando a gritos tú también. Las servilletas en el suelo. Y los palillos. Las pipas de verdad, las que no son de procelana y se exponen en la Tate, las que no son arte. Echo de menos la luz de España y que se me quemen los carretes cuando hago fotos analógicas, porque apunto al cielo y hay sol. Y sobre todo, echo de menos trabajar en lo mío.



Pero Londres mola. Aquí el 5-0 del Madrid-Barça duele menos, al menos la gente no llora. Aquí la Navidad es exageradamente Navidad y te dan ganas de comértela, porque es de algodón de azúcar y de müller wine. Aquí puedes ir a patinar sobre hielo sin salir del centro, cruzarte con maniquíes vivientes que llevan zapatos rojos y bigote (y que intentan ligar con tu novio) y babear en las tiendas más cool del mundo o bailar en los sitios más decadentes (esta noche nos vamos de excursión). Puedes pasear por la calle con una sensación muy especial, con la idea de que estás en el sitio correcto en el momento correcto. No sé si me explico. No me quiero ir. Me he enamorado. Y aún no he encontrado trabajo, ni siquiera de PPC, ni de Spanish Executive. Y todavía no he cobrado el paro. Hace dos meses, a los de mi Jobcentre se les olvidó mandar mis papeles a España. Después de llamar a veinte mil sitios di con el lugar que se encarga de estas cosas y los convencí de que lo mandaran. Ya ha llegado y en teoría tengo que cobrar. Pero me da pánico encomendar mi futuro a los funcionarios españoles, después de ver cómo se las gastan los ingleses.

Y al margen de mis sensiblerías, todo va bien. He ganado un concurso de fotos en Madrid, me han publicado una traducción en el magazine de Lomography Spain y ayer fuimos a la inauguración de la tienda Lomo del Este de Londres (ignoremos que vimos el partido después...) Y hoy la tarde promete. Os mantendremos informados.

1 comentario:

  1. Creo que los zapatos eran blanco y negro... si los vistes rojos es porque ya te estabas imaginando asestándole puñaladas en el corazón tiñendo sus zapatos de sangre si se acercaba a tu novio... :-P

    Poco más y le muerde cuando se acercó a charlar, y yo no tenía ni idea de que era gay, ni de que estaba ligándome ni de que todo lo habñia empezado yo fotografiando sus zapatos. ¡Coño! ¡Qué era una fiesta lomográfica y él era un perfecto objetivo de mi Diana Mini!

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