jueves, 2 de diciembre de 2010

Día 70: Jugando en la nieve

Estos últimos días vengo percibiendo cierta regresión a la infancia. Bueno, siempre he sido un poco infantiloide, a veces hablo como un niño pequeño (se me pegó a los 14 o 15 años cuando mi primo Abel tenía 4 o 5 y me parecía muy gracioso), juego con cámaras de juguete, me encanta comer dulces y chucherías, disfruto en el parque de atracciones o paseando por Winter Wonderland y me emociono con cosas estúpidas como la nieve o un puesto de buñuelos.

Pero no me importa, porque cuando sigues siendo un niño disfrutas más de la vida, de cada momento y de cada detalle, te fijas menos en las cosas feas y en los defectos que te rodean, y eres más feliz. Así que últimamente estoy despreocupándome más de todo, intentando disfrutar de Londres, y me siento mucho más feliz. Ya os habló Victoria de Winter Wonderland, pero me voy a repetir, porque es el lugar en el que me habría gustado estar de niño en Navidad. Una feria con puestos de todo tipo, apetitosa comida basura y montones de dulces, atracciones súper chulas, renos y árboles que cantan y una pista de hielo para patinar. No habría parado de gastar dinero allí, pero aún no soy rico, así que solamente nos compramos unas garrapiñadas.

El lunes estuvimos en la inauguración de la nueva tienda lomo de East London, al ladico de Brick Lane. Lástima que no pudimos quedarnos mucho, tenían un conciertillo y unos cocktails súper ricos, pero nos llevamos un cuadernito de regalo y nos pilla más cerca de casa que la otra. Luego nos fuimos a ver con Carlota y Tom el Barça-Madrid. Al menos como Carlota nos invitó a cenar la derrota fue menos dolorosa... (y ahora la nariz me crece como a pinocho) El martes decidimos recoger las lomos y pasarnos por la noche indie del Old Blue Last a ver tres conciertitos que estuvieron requetebien.



Pero hoy el día ha amanecido totalmente nevado, y cuando digo totalmente nevado no me refiero a las nevadas de Madrid o Brunete. Hablo de 15 cm de nieve en la puerta de casa, sobre los coches, las aceras, los cubos de basura, y... evidentemente... sobre el parque. ¿Qué hemos hecho? Después de desayunar nos hemos ido a jugar con la nieve.



Hemos hecho nuestro primer muñeco de nieve, bautizado como Gregorio... y no es nada fácil hacerlo sin tener ni idea, ni ropa especial para la nieve... le habremos echado una media hora para terminarlo. Pero nos ha quedado muy bien, tanto que una niña y su madre han venido a jugar con él y nos han ofrecido una nariz de zanahoria para Gregorio.

Y así, a lo tonto, jugando con nuestras lomos en la nieve hemos pasado el día. ¡Qué malo es estar en el paro! Ahora estoy esperando a Rubenes y Lucikris si el clima les deja llegar (¡Vaya tela con Gatwick!) y preparando nochevieja con Borja y Leyre, pinta bien...